Proyecto
Pese a ocupar sólo el 2% de la superficie terrestre, las ciudades son responsables del 67% del consumo de energía (World Energy Outlook 2008) y del 70% de la generación de residuos [1], contribuyendo a más del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del planeta (según UNEP). Asimismo, las ciudades tienen una fuerte dependencia del exterior y necesitan importar recursos como el agua, los materiales de construcción, la energía o los alimentos.
Alrededor del 75% de la población de la UE vive en ciudades y se estima que la cifra llegue al 80% para el 2020 [2]. Al mismo tiempo, los edificios consumen el 40% de la energía en Europa (Directive 2010/31/EU) y se han identificado como un área prioritaria para reducir el consumo energético en la UE, siendo la climatización el principal consumo en las viviendas (47%) (Según IDAE).
Las zonas de producción agroalimentarias no se encuentran, por lo general, en las proximidades de las ciudades. Como consecuencia la distribución de los alimentos resulta ser una etapa con elevado potencial para reducir el impacto ambiental del consumo de alimentos en las ciudades.
En respuesta a la situación actual, ha habido un aumento durante los últimos años de proyectos para promover la introducción de la producción agrícola en las ciudades [3]. Actualmente, la agricultura urbana se ha convertido en un amplio tipo de uso de suelo en ciudades como Chicago [4] así como una alternativa para las parcelas urbanas sin edificar [5]. La agricultura urbana se extiende en las ciudades en diferentes formas y ocupando diferentes espacios: huertos comunitarios, huertos urbanos, granjas comerciales y granjas institucionales, como en el caso de Nueva York [6]. Asimismo, la agricultura urbana también se está integrando en los edificios a través de la agricultura integrada [7], el concepto Vertical Farming [8] y los invernaderos en cubierta (Rooftop Greenhouses, RTGs).